HiSilvie

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Black and White

Me encontré con otro escrito de mis 26 años, en donde narro mis aprendizajes después de un tiempo en el que sufrí de mucha ansiedad y ataques de pánico.

«Tuve momentos de mucha ansiedad, de mucho miedo, de mucha desesperación. Llegué a cuestionarme el porqué de absolutamente todo lo que me rodeaba, aun de la vida misma. Nunca con ánimos suicidas, ni mucho menos, simplemente tuve momentos de intensa reflexión que mi cuerpo manifestó con síntomas panicosos.»

Como toda crisis es oportunidad de cambio, esta montaña rusa de emociones que viví me llevó a descubrir aspectos de mi personalidad que no conocía, que si bien siempre han estado conmigo, estaban dormidos.

Descubrí que puedo descubrir. Que no todo está escrito ni predeterminado. Que las cosas no son de tal o cual manera. Descubrí que hay un menú infinito de posibilidades y que tengo ganas de ver cuál de ellas me gusta más.

Descubrí el encanto de disfrutar de una buena película únicamente con mi compañía y la de otros espectadores en la sala.

Descubrí que no soy tan miedosa como pensaba, que de hecho soy más fuerte de lo que imaginaba.

Descubrí que no existe una única manera de vivir la vida, sino que hay un sinfín de formas y cada uno elige la que le sienta mejor.

Descubrí una sensibilidad que creía tener pero corroboro su existencia día a día.

Descubrí que puedo mirar al otro con los mismos ojos que me miro a mí misma y eso, eso es amor.

Descubrí que puedo tener amigos que no hablen el mismo idioma que el mío o tengan un estilo de vida distinto e igualmente quererlos con locura. Descubrí que esa experiencia es una de las más ricas que un ser humano puede tener. Siempre nos llevamos algo de la gente que conocemos, sea que pasamos un ratito o bien un rato más largo.

Descubrí que Dios está a dos cuadras de mi casa y que puedo visitarlo cuando quiero y de hecho lo hago bastante seguido. Después de varias visitas, descubrí que en esa charla agradezco más de lo que pido.

Descubrí que puedo enamorarme de la persona menos pensada y que por amor soy capaz de hacer las cosas más insólitas. Aquí es donde me detengo a agradecer a las amigas increíbles que tengo y a mis anteojos de vida, que son de lo más criterioso que se pueda encontrar.

Descubrí cuánto quiero a mis amigos, a los de siempre y a los que entraron en mi vida después, no imagino la vida sin ellos.

Descubrí que no solo respiro para sobrevivir, sino que hay momentos en los que sobrevivo respirando.

Descubrí que se puede padecer de cataratas aun sin que un oculista lo diagnostique. Hay momentos en los que puede sentirse muy oscuro, aun estando en la ciudad de la luz…

Descubrí que me gusta mucho pintar y escribir y que de hecho lo hago muy bien (o por lo menos varios han elogiado mis obras).

Descubrí que quiero aprender muchos idiomas para poder expresarme de todas las maneras posibles.

Descubrí que el príncipe azul no existe, que nosotras somos los príncipes y debemos rescatarnos a nosotras mismas. Esto debería ser revelado en el mismo momento en que Papá Noel es desenmascarado (así evitaremos años de terapia, corazones rotos y la ingesta desmedida de chocolate en altas horas de la madrugada).

Descubrí que nadie viene a “salvarme”, yo debo encargarme de salvarme a mí misma. Este es un trabajo que hago y haré hasta mis últimos días. Sí me gustaría encontrar a alguien especial que quiera compartir la vida y divertirse conmigo (para siempre o hasta que la vida nos separe).

Descubrí que la relación más importante es aquella que tenemos con nosotros mismos, que nos hace amar quienes somos. Y si por esas casualidades de la vida, llegamos a encontrar a alguien que ame ese “yo” que tanto amamos nosotros, es simplemente fabuloso.

Silvie

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